El arte no tiene la misión de dar respuestas, por el contrario, plantea preguntas.

A veces profundas, a veces sutiles.

La fotografía introdujo una mirada que era más exacta que la nuestra, el cine nos permitió pensar en otras realidades paralelas perfectas.

¿Qué es la naturaleza hoy?

¿Cómo convive ella con la tecnología?

¿Cómo escribir el futuro?

Buscar el silencio, encontrarlo… perderlo.

Verse al espejo, ver el mundo.

Para los artistas, el arte es un motor que impulsa a cuestionar, a construir, a encontrar un lugar para decir las cosas que otros no se atreven a decir.

Las tecnologías electrónicas nos hicieron dudar de las certezas construidas; reinventaron el tiempo, redibujaron el espacio.

¿Si hemos cambiado el mundo con esta, es posible que nuestra misma naturaleza sea otra?

¿Qué es la información y como se ve, me ve, o se representa?

¿Cómo callar tanto ruido que hay en el mundo?

Bienvenidos a este panorama, que como todo panorama, es una poética del engaño.