Salón_de_arte_y_tecnología

Voltaje

 

23 al 26 de noviembre, 2023.

Calle 77A #11 – 60

Boletas en la taquilla.

 

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<6º Salón de arte y tecnología/>

2019

v.2019

Artistas

Sobre_esta_versión

Texto curatorial

Mudarse no es fácil, los humanos vivimos de las raíces, nos acostumbramos a los lugares, a vivir de las rutinas, de los familiar. Mudarse implica dejar atrás las certezas, asimilar nuestra fragilidad, abandonar aquello que no podemos llevar con nosotros.

Este año dejamos atrás un edificio que fue nuestra casa por varios años, un espacio en el que convivían las máquinas del pasado con la arquitectura del futuro, dejamos un lugar que le cambió la cara a un barrio, dejamos nuestro hogar.

Nuestra nueva casa, no es nueva. Tienes 100 años. Ahora vivimos entre capas y cicatrices del pasado, y nosotros que creemos estar pensando sobretodo el futuro, acá quedamos rendidos ante las huellas que construyen la memoria.

Nuestra obsesión por hacer que las máquinas hablen entre ellas nos ha distraído de entender que Voltaje es sobretodo una declaración de amor a Bogotá, pues es la casa en que nacimos y viviremos; algunas veces en el paisaje post-industrial, otras en edificios coloniales que reafirman que somos hijos del caos y de la bipolaridad de ésta gran ciudad.

Este año nuestra casa está llena de movimiento… de agua, de aire y de todo lo que no se queda quieto. La sexta edición de Voltaje casualmente pareciera referirse a lo líquido y a lo intangible, a esas cosas que tienden a mutar o a desvanecerse. A la migración.

Nos hemos acostumbrado a un mundo en el que el tiempo parece no alcanzar, así, nos despertemos entre cables y cortocircuitos tratando de recordar los sonidos y las geografías de la infancia; los rostros que se borran y los gritos que se vuelven masa. Paradójicamente la tecnología se ha vuelto el vehículo para afrontar este tiempo insensible. para escuchar las voces de la gente, de la naturaleza y de la memoria.

Este Voltaje tiene medusas, redes, lágrimas, máquinas del tiempo, recolectores de agua, monstruos acuáticos, ciudades desaparecidas, gestos y sonidos casi imperceptibles, pues en esta época en la que todos quieren ser iguales nos importa ser diversos, pensar en que es posible ser eternos en lo efímero.

Carmen Gil Vrolijk y

Juan Ricardo Rincón